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Hace dos mil años, el Imperio romano gobernó las tierras alrededor del Mar Mediterráneo. Con la paz en las fronteras, la armonía dentro de las provincias, una ley uniforme, y una divisa común, la economía prosperó y dio lugar a poderosas dinastías romanas que se fueron expandiendo a numerosas ciudades.
Ficha técnica
Hace dos mil años, el Imperio romano gobernó las tierras alrededor del Mar Mediterráneo. Con la paz en las fronteras, la armonía dentro de las provincias, una ley uniforme y una divisa común, la economía prosperó y dio lugar a poderosas dinastías romanas que se expandieron a numerosas ciudades.
Dirige una de estas dinastías; coloniza los más remotos reinos del Imperio, expande tu red comercial y complace a los antiguos dioses para ganar su favor. Si planificas adecuadamente tu estrategia, podrás desarrollar tu dinastía y conseguir que sea la más poderosa del Imperio Romano.
En el juego, los colonos son enviados desde Roma para instalarse en las ciudades que producen ladrillos, alimento, herramientas, vino y paño. Cada jugador comienza con una mano idéntica de cartas y la irá incrementando durante la partida.
Las cartas sirven a dos objetivos:
Cada partida es diferente, no solo debido a las nuevas secuencias de cartas en venta, sino también por la disposición modular de las ciudades. Cuando se han vendido todas las cartas, el juego termina y se procede al recuento de puntos de victoria. El jugador con más puntos gana.
Concordia contiene un tablero de juego impreso a dos caras: por un lado, muestra el Imperio Romano completo con 30 ciudades, recomendado para 3 a 5 jugadores; por el otro, representa la Península Itálica, Córcega y Sicilia con 25 ciudades, recomendado para 2 a 4 jugadores.
Concordia es un juego de desarrollo económico para 2 a 5 jugadores ambientado en la época romana. El juego deja poco espacio a la suerte, por lo que los jugadores, en lugar de confiar en tiradas de dados o en robar la carta adecuada, deberán apostar por su capacidad de planificación para desarrollar la estrategia idónea que les conduzca a la victoria. No hay que olvidar observar e intuir los movimientos de los rivales para impedir que alcancen sus objetivos mientras completamos los propios.
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